El lenguaje.
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La capacidad de un lenguaje complejo le dio grandes ventajas al Homo sapiens, permitiéndoles extenderse y prosperar.
¿Qué crees que ejemplifica mejor el concepto de sofisticación humana? Para muchos, la respuesta es el lenguaje. El lenguaje humano es increíblemente complejo e intrincado, especialmente en comparación con la comunicación de otras especies.
No será una sorpresa, entonces, que el desarrollo de un lenguaje complejo sea uno de los factores más importantes en la dominación del Homo sapiens. Veamos por qué es eso.
Los Homo sapiens son animales sociales; vivimos en comunidades. El lenguaje permite que la información fluya libremente entre las personas dentro de esas comunidades, lo que significa que se pueden compartir lecciones importantes sobre alimentos, depredadores o incluso personas peligrosas y poco confiables dentro del grupo.
Por ejemplo, usando el lenguaje, una persona que ha encontrado un suministro abundante de árboles frutales puede decirle a los demás dónde está. Alguien que haya descubierto el escondite de un depredador puede advertir al resto del grupo para que eviten esa área. En ambos casos, el lenguaje le da a la comunidad una clara ventaja.
Pero quizás el mayor beneficio del lenguaje es que ayuda a crear un entendimiento común entre los miembros de un grupo, y esto es lo que le da a los humanos su única ventaja.
Hay otros animales que pueden cooperar en grandes cantidades, como las abejas, pero su cooperación es muy rígida. No pueden adaptar su orden social en función de los cambios en su entorno, como nuevas amenazas u oportunidades.
También hay animales como los chimpancés que pueden cooperar de manera más flexible, adaptándose a los cambios que perciben. Pero solo pueden colaborar en cantidades bastante pequeñas, porque para cooperar, necesitan conocer íntimamente a la otra parte, y esto no es muy factible en grupos grandes.
El único animal que puede cooperar de manera flexible y en gran número es el Homo sapiens. Y eso es porque a través del lenguaje, no solo podemos compartir información sobre el mundo físico; también podemos discutir ideas abstractas, como dioses, historia y derechos. Estas ideas, a las que el autor se refiere como mitos comunes, son creaciones ficticias del cerebro humano. Son la piedra angular de la cultura humana, y son exactamente lo que nos permite cooperar en grandes grupos, incluso cuando no conocemos a todos personalmente. Al compartir estos mitos comunes sobre la religión, la identidad o la libertad, se forjan comunidades de individuos.
Los primeros Homo sapiens vivían en pequeños grupos, aproximadamente de 150. Pero gracias al lenguaje y a los mitos comunes, fue posible aumentar exponencialmente el tamaño de nuestras comunidades: de pueblos a ciudades; de ciudades a estados nacionales; y de los estados nacionales a la sociedad global de los tiempos modernos.