La primera disciplina de ejecución.
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Centrarse en objetivos específicos y sumamente importantes es la primera disciplina de ejecución.
La primera disciplina de ejecución es centrarse únicamente en lo que importa.
Entendemos el instinto de luchar por hacer más. Dado que la mayoría de los ejecutivos son grandes, están particularmente motivados a este respecto. Pero cuanto más intentes hacer, menos podrás concentrarte y esforzarte en las tareas individuales. Si quieres lograr algo realmente excelente, debes concentrarte en ello.
En consecuencia, tu estrategia debe priorizar uno o dos objetivos extremadamente importantes (WIG), que puedes perseguir desde el torbellino.
Reducir los costos en un 20 por ciento para fin de año es un ejemplo de un WIG, pero esta es una regla general cuando se trata de alcanzar estos objetivos: los WIGs deben ser específicos y tener un gran impacto en el rendimiento de tu equipo.
La especificidad es especialmente importante porque un WIG no debería funcionar como una visión o una declaración de misión. Más bien, se trata de delinear una meta clara hacia la cual trabajará todo el equipo.
Para entender por qué la especificidad puede ser tan poderosa, considera esta historia: en 1958, la NASA operaba bajo la vaga meta de expandir el “conocimiento humano de los fenómenos en la atmósfera y en el espacio”. Pero eso cambió, en 1961, cuando el presidente John F. Kennedy pidió públicamente a la agencia que pusiera a un hombre en la luna y luego regresara sano y salvo a la Tierra antes del final de la década. Y así es como, con un objetivo claro y un marco de tiempo definido, Neil Armstrong terminó pisando la luna el 21 de julio de 1969.
Como lo deja en claro el ejemplo de la NASA, es importante encontrar WIGs que tengan un gran impacto. No deseas gastar toda tu sangre, sudor y lágrimas en algo que realmente no hace una diferencia para tu empresa.