Las oportunidades.
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Las mujeres tienen más oportunidades que nunca, pero todavía no les han enseñado a aprovecharlas.
En el siglo XIX y principios del XX, un movimiento de mujeres llamado las sufragistas luchó para dar a las esposas e hijas el derecho a votar y salir de la casa. Tuvieron éxito, y las generaciones posteriores de feministas aseguraron muchas otras victorias.
A pesar de esto, las niñas de hoy todavía están condicionadas desde una edad temprana para vivir con cautela, no con ambición. Mientras que a los niños pequeños se les da la libertad de correr y crecer fuertes, a las niñas se les enseña a jugar con muñecas, sentarse y permanecer cerca de sus madres. De hecho, las niñas crecen dependiendo de sus madres, lo que las prepara para depender de sus esposos en su vida adulta.
Las niñas que han tenido la suerte de escapar de las normas sociales y correr con los niños serán menospreciadas o vistas de forma extraña durante la pubertad. A medida que cambian sus cuerpos, se espera que también comiencen a cambiar su comportamiento.
En la edad adulta temprana, las presiones sociales todavía están dando forma a las oportunidades abiertas para las mujeres jóvenes. La autora argumenta que aunque muchas mujeres jóvenes asistían a la universidad en el momento en el que ella escribía, no estaban motivadas por el aprendizaje, sino por la perspectiva de encontrar un esposo de una clase social más alta.
Cuando comienzan la escuela, las niñas suelen adelantarse académicamente a los niños. Pero a medida que el aprendizaje se vuelve cada vez más impulsado por el pensamiento independiente, los niños toman la delantera. Las niñas se quedan atrás porque raras veces se les anima a desarrollar estas habilidades por sí mismas. En cambio, se les enseña a no correr riesgos; esto impide profundamente las habilidades de pensamiento crítico y creativo de las niñas.
Las niñas a menudo llegan a la universidad sin tener idea de qué hacer con las oportunidades que reciben allí. En lugar de desafiarse a sí mismas y a sus pares intelectualmente, o perseguir apasionadamente sus nuevos intereses, las mujeres jóvenes se centran más en obtener la aprobación de los profesores, demostrando el mismo tipo de obediencia que mostrarán fácilmente en sus matrimonios.